El ánimo está listo. Sólo falta la orden. Desde las 8 de la mañana centenares de maestros han llegado a las oficinas de la Subdirección de Servicios Educativos de Acapulco para preparar la anunciada movilización que, por quinta vez, realizarán sobre la costera Miguel Alemán. Bloquear esta arteria vial ha sido su amenaza de los últimos días, pero la señal para hacerlo aún no llega.
Diez y media. Empieza la marcha. El contingente de 4 mil maestros avanza por el carril de playa de la Costera hasta llegar a la Diana y se dirige a playa Bahía. Los maestros le reclaman al gobernador Ángel Aguirre el incumplimiento de las condiciones de seguridad en alrededor de 120 escuelas donde, desde hace 53 días, no hay clases.
Entre los “¡Aguirre, ratero, te quedó grande Guerrero!” y “Que sube, que baja, aquí nadie se raja!”, la marcha vuelve sobre el carril de la Montaña rumbo al Centro Internacional de Acapulco.
Les dicen que más adelante los esperan policías antimotines listos para replegarlos nuevamente, como hicieron el 12 de octubre, para evitar daños viales, económicos y de imagen.
Mientras ellos gritan, sudan y caminan, una delegación de 25 maestros que los representa dialoga a puerta cerrada con el gobernador Ángel Aguirre. Le presentaron una minuta de ocho puntos, que propone tres temas principales: trabajar en conjunto para mejorar la seguridad alrededor de las escuelas, no descontar sueldos a los maestros que no laboraron en estos 53 días y evitar cualquier sanción administrativa u orden de aprehensión contra quienes bloquearon la costera durante seis horas en la marcha pasada. A cambio, los disidentes volverán a clases el jueves 20.
El estira y afloja se mantiene en las oficinas de Promotora Turística (Protur), en Punta Diamante, kilómetros adelante de la zona en que la disidencia magisterial deja ver su músculo para las negociaciones de resultados predecibles. Y la tensión se ha diluido tanto que a la Costera llega un personaje inesperado: el director de la Policía Vial de Acapulco, Miguel Ángel Hernández Albarrán. Sí, el mismo que ordenó el repliegue de la marcha anterior, que dejó maestros lesionados.
“Tienen todo el derecho de manifestarse, pero los acapulqueños también tienen derecho a la tranquilidad”, explica el funcionario para justificar su presencia. La marcha lo saluda con un merecido “¡Fuera, fuera!” y “¡Ahí están, esos son, los que hacen la extorsión!”
Hernández ríe y hasta los mira de frente para recibir el baño de calificativos: “¡Golpeador, barrigón, represor, pelón!” Mantiene la sonrisa, enterado tal vez de la orden que ya viaja de celular a celular para informar que maestros y gobierno llegaron a un acuerdo.
“¡Compañeros, tenemos un comunicado que hacerles!”, dice el maestro Juan José Flores por un altavoz. Luego, en voz baja, voltea a ver al vocero, Román López, quien escucha la orden por su celular: “No, no. Que ya no bloquees, que Aguirre se puso nervioso”.
Flores entiende y transmite la señal a los aguerridos manifestantes que iban preparados para toletes, gases lacrimógenos, fotos y gritos: “¡Compañeros: nos informan que Águirre ya está firmando (...) Ya vámonos!” La orden está dada. Y el ánimo hasta ahí llega.
Adriana E. Flores y Javier Trujillo | Guerrero
“�ngel Aguirre ya firm�; �v�monos!” | Ediciones Impresas Milenio
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